Pequeña introducción
La cebolla es una liliácea (Liliaceae), como el puerro, el ajo, cebolleta, etc.). Tienen la particularidad de que se puede cultivar en varias etapas a lo largo del año, y se pueden almacenar durante largo tiempo, por lo que podemos disponer de ellas durante los 365 del año. Desde la época medieval se le ha atribuido propiedades curativas, y aún en pleno siglo XXI tenemos la misma idea y hasta se comercializan pastillas con concentrado de cebolla.
No se sabe su origen con exactitud, pero la mayoría de botánicos sitúan el origen de la cebolla en la zona de Irán, Pakistán, etc. Su propagación se hizo rápida a otras zonas, donde se trasplantaba y cultivaba en huertos tradicionales.
La relación entre el clima y el cultivo de cebolla
Las mejores condiciones para el desarrollo de la cebolla son de pleno sol. En sus inicios de desarrollo, tolera condiciones bajas de temperatura, pero una vez se va desarrollando el bulbo y adquiere tamaño, las temperaturas tiene que subir, conforme a la llegada de la primavera (variedades tempranas) u otoño y salida de verano (variedades tardías).
Si tuviésemos que aportar valores, diremos que el rango óptimo de temperatura para el cultivo de cebolla es a partir de 15 ºC. Eso sí, también depende de la variedad. Lo más corriente es que la mayoría de variedades requieran que las temperaturas sean superiores a 15 ºC en todas las fases del cultivo, pero hay otras variedades que requieren periodos fríos al inicio. Sin embargo, no es lo más corriente.
El suelo
Para conseguir el desarrollo óptimo en el cultivo de la cebolla se requieren suelos ligeros, permeables, esponjosos, y profundos, ya que es un bulbo. Que sea esponjoso y permeable, como alguna vez lo hemos comentado (¿somos quizá muy pesados?) va en función de la naturaleza de la tierra, pero se puede corregir, más o menos, según la aportación.
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